Opinión
Martes, 23 de Septiembre de 2008
Don Antonio Rodríguez Pedrazuela - Doctor Mario Castejón
Hace unos minutos recibí la noticia de que, un santo de esos de carne y hueso de los que caminan por las calles, y que pasó su vida haciendo el bien había muerto. Conocí a don Antonio Rodríguez en el año de 1952 estando él recién llegado aGuatemala y yo terminando el bachillerato con los hermanos maristas. Nos fue presentado como el capellán del Colegio de Infantes, nosotros seguíamos llamándolo así ya en el nuevo edificio en donde cambió de nombre, cercano a la capilla de Yurrita entre las zonas 10 y 5. Encontramos a un hombre joven que no pasaría de los 30 años dotado de una atractiva personalidad en donde brotaban un gran intelecto y cualidades espirituales, con esas características era natural que fuera cautivador para los jóvenes de nuestra generación. Don Antonio al que nunca llamamos padre por querer suyo y nuestro- era un joven universitario que dejando por un lado los atractivos normales siendo un Ingeniero Químico exitoso había respondido a la vocación de servir a Dios dentro del mundo, desde las tareas ordinarias de lo hombres siguiendo la llamada del Opus Dei al lado de aquel que hoy es un Santo en los altares: Monseñor José María Escrivá De Balaguer. Con la juventud a su favor y nada en los bolsillos fue enviado a Guatemala aquel año de 1953 y entiendo que monseñor Mariano Rossell y Arellano viendo lo que la Providencia de Dios le enviaba, lo introdujo con personas que podrian conocer el alcance de su labor. Lo traté por muchos años posteriormente durante mi vida profesional hasta 1981 cuando ya no lo veía con frecuencia pero sabía de él y de todo lo que seguía trabajando por Dios, por la Iglesia y por Guatemala. Oyendo sus sabios consejos pasó mucha de la intelectualidad más granada de la patria y pèrsonas de toda condición social, sirviendoles con claridad y energía Siempre con una sonrisa en su atractivo rostro fueron infinidad las obras de gran trascendencia aquellas donde puso su empeño y confianza, en las que se trabajaba por servir a los demás: Residencias para universitarios y universitarias como Ciudad Vieja y Verapaz, Clubes Juveniles como el Club Gurkhas, Escuelas de Trabajo para Obreros como Kinal y centros como Balanya y Tayasal. El Instituto Femenino de Estudios Superiores IFES y últimamente la Universidad del Istmo. En todas esas obras como obras de Dios, don Antonio fue un motor detrás de ellas y puede decirse que nunca dejó de trabajar por ellas.Otros hombres a los que yo también considero santos además de sus padres lo estarán esperando en el cielo: el querido Dr Ernesto Cofíño, El Dr Rafael Mendez, El Lic Roberto Gonzales Campo, El Presbitero Arq Víctor del Valle y El Presbitero Doctor Juan Izquierdo Brusset y muchísimos más quienes también sirvieron con amor a Guatemala, estarán hoy de fiesta por la llegada de don Antonio. En lo personal yo me beneficié de su ejemplo y enseñanzas muchos años y agradezco a la vida por haberlo conocido.Hoy murió un santo de esos que caminan por las calles, Monseñor Antonio Rodríguez Pedrazuela Sacerdote del Opus Dei.
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