Recuerdos de Don Antonio Rodriguez, que se nos ha ido al cielo
Acabo de recibir la dolorosa noticia del fallecimiento de Don Antonio Rodriguez, sacerdote.
Lo conocí en Guatemala, donde me trató como un verdadero padre, compartiendo conmigo momentos felicísimos imposibles de olvidar. Aún parece que los estoy viendo cuando me vino a buscar en Santa Lucía Utatlán, estando yo recién llegado a Guatemala. Me invitó a comer en el campo y se desvivió conmigo, y me animó y me hizo feliz.
Después fueron muchos los encuentros, pero siempre con la preocupación, por su parte, de que me sintiera a gusto. Siempre sonriente, siempre con algún pequeño obsequio que me recordara a mi tierra española, para que siguiese con ganas queriendo a mi nueva tierra guatemalteca.
Por eso, ahora que se nos ha ido, le encomiendo a los sacerdotes y seminaristas de Sololá a quien los dos queremos tanto, tanto. Que los cuide, que los anime, que los guarde y que los haga muy, pero que muy fieles y muy felices.
Que la Virgen y San Josemaría lo reciban en el cielo, y Don Alvaro, y tantas personas queridas que lo estarían esperendo para ponerlo muy alto, muy alto, tan alto como se merece, por todo lo que nos quiso, por todo lo que hizo por Guatemala, por Centroamérica y por la iglesia. Dios le pague, Don Antonio, su vida bien colmada y ejemplar y nos haga a nosotros no desmerecer de su ejemplo.
Invitación Santa Misa Primer Aniversario
Hace 14 años
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